Llegados a la jornada previa a las elecciones para la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem), a celebrar este jueves, 18 de febrero, he decidido recurrir al término batalla pues, en su mensaje final, el presidente de la Junta Electoral, Manuel Ballarín, recurre a una conocida expresión bélica (‘Alea jacta est’), aunque lo hace entre interrogaciones para quitar hierro a una situación que, en algún momento y ante determinados hechos, él pretendió haber evitado. ‘Alea jacta est’ (la suerte está echada), un término latino atribuido a Julio César y utilizado cuando uno decide afrontar una empresa complicada por la existencia de enemigo. En este caso, sería la guerra de cada uno de los candidatos con el resto, por más que cueste entender el recurso al término, a no ser que el presidente de la Junta Electoral del Icomem haya vivido la campaña electoral como una lucha entre rivales. Que así ha sido.
Tan ha sido así que hasta el propio Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (la OMC) ha decidido también sacar una nota tratando de calmar los ánimos, para lo que recuerda lo que dice el Código de Dentología Médica en la relación entre los profesionales. Bien es verdad que lo que quiere la OMC es que el Colegio de Madrid deje de ser lo que, desde fuera, parece que ha sido: un campo de batalla como consecuencia de los intereses de la presidenta de convertir la corporación en fuente de negocio personal, para lo que recurrió a la defensa de una estructura piramidal, en la que ella estaba por encima de todos, como si de un cuartel se tratara. De ahí que no deba extrañar la terminología bélica. Aunque en su contra, y en defensa del sentido democrático que reclama la OMC, este mismo martes, 16 de febrero, han acudido al juzgado a declarar como testigos de la acusación (por presunta prevaricación admitida contra la presidenta) el asesor jurídico del Colegio y el asesor financiero, que es militar como ella.
Debo considerar positivo el llamamiento de la OMC a que el Colegio de Madrid se convierta en referente de las corporaciones médicas. Como comulgo con su denuncia de los casos de malas prácticas, injerencias, críticas despectivas e informaciones difamatorias que se han producido sobre miembros de distintas candidaturas. Algo propio de ese paisaje bélico al que, no sé si intencionadamente, ha recurrido el presidente de la Junta Electoral.
